En estos momentos
todo el planeta se enfrenta a una pandemia producida por el Coronavirus o
Covid-19, que nos lleva a cumplir una cuarentena multinacional, obligatoria y
justa, durante la cual debemos respetar las instrucciones y mantener los
cuidados adecuados, porque ninguno de nosotros está exento de ser contagiado,
si no se cumplen las normas pertinentes.
Sabemos que a
muchos les da por angustiarse, deprimirse, culpar al mundo, maldecir a otros
países que suponen crearon el virus, no obstante, esto solo incrementa
emociones negativas, las cuales disminuyen las fuerzas y bajan las defensas. Es
mucho mejor enfocarse en lo que puedes controlar, no difundas noticias
calamitosas, ni imagines cosas que aún no han sucedido. Enfócate en lo positivo
para afrontar este desafío con calma, manteniendo firme nuestra fe, sin dejar a
un lado nuestra responsabilidad de cuidarnos y cumpliendo con todas las
indicaciones de aislamiento. Es necesario aprovechar el tiempo para hacer las
cosas que tengamos pendientes, limpiar las bibliotecas, los closets, desechar
lo que se pueda, romper papeles que ya no sirven, sacar la ropa que no usamos,
hacer algunos ejercicios, desarrollar la creatividad.
También tendremos
tiempo para reflexionar, orar y meditar. Reflexionar es el examen detenido que
hace el alma de una cosa o de un momento, es igual a una introspección, por eso
se dice “reflexionar antes de actuar”, lo que es igual a pensar antes de obrar.
Orar es hablar y cuando haces oración, hablas con Dios. Meditar, es reflexionar
y orar al mismo tiempo, es la aplicación del espíritu en un momento
determinado. Cuando meditas escuchas a Dios.
Estos momentos son
propicios para la reflexión, oración y meditación. Pensemos que hemos hecho en
nuestras vidas por los demás y por nosotros mismos, al mismo tiempo, debemos
pensar que nos falta por hacer y que tenemos pendiente, es un buen momento para
hacer una lista de todo eso que queremos y podemos realizar. Analicemos la vida
que hemos tenido, lo que tenemos y hemos logrado con nuestro esfuerzo, cuanto
hemos disfrutado y lo que hemos padecido, cómo lo hemos resuelto. Después,
demos gracias a Dios por toda su bondad, por todo lo que nos ha dado, por las
familias que tenemos, los amigos, los vecinos, el trabajo y todo lo material
que hemos tenido, poco o mucho, lo logramos con el esfuerzo puesto en ello.
Nos sorprenderemos
de ver que Dios ha sido generoso, sin juzgar si es abundante o escaso, piensa
que hay más que agradecer que reprochar. Es importante este análisis porque
vamos a salir de esto, tal vez porque Dios nos dará otra oportunidad de ser más
humanos, y cuando todo esto pase, los que logremos sobrevivir, no seremos los
mismos. Creo que apreciaremos más nuestro día a día, el compartir con la
familia, con los amigos y todos los que nos rodean, se llorará por los muertos,
pero el aislamiento nos hará comprender cuál será nuestra misión futura y como
continuar nuestras vidas siendo mejores personas. Se tomarán nuevas decisiones,
se tendrá otra visión y forma de vida y quizás con mente y sentimientos
diferentes, el mundo cambiará completamente, para asegurar la continuidad de la
humanidad.
Es tiempo de
transformación, de cambios de conductas que originen un mundo distinto donde
exista un nuevo orden al que debemos adaptarnos. La cuarentena y la pandemia
nos llevan a un verdadero aprendizaje. Una experiencia que nos ayudará a ser
más conscientes, más positivos, menos egoístas o egocéntricos, y sobre todo, a
pensar más en aquellos que nada poseen. Igualmente, este proceso nos lleva a
entender que el dinero no lo es todo, sirve para resolver muchísimos problemas,
pero no es lo principal, ni es la mejor forma de llegar a Dios.
Nos corresponde
afrontar esta situación con unidad, con compasión hacia los demás, los que
gozamos de buena salud y seguridad en nuestras familias y seres queridos,
considerémonos bendecidos. Aprendamos las lecciones que están detrás de toda
esta crisis, mantengamos firme nuestra fe, con calma y mente positiva para
poder enfrentar este desafío. Muchos de nosotros hemos vivido alejados de Dios,
hoy ante el peligro que nos acecha, ante la amenaza que significa esta
pandemia, nos acordamos de El y comenzamos a pedirle que nos proteja, que nos
cuide y que nos libre del contagio, pero estas son oraciones que emanan del
miedo, y no es tiempo para tener miedo, si no de decir a Dios: yo te amo y te
agradezco todo lo que has hecho por mí y todo lo que recibo de ti, gracias
padre!
También es oportuno
recordar la oración de Santa Teresa: