Creo
que el año se nos pasó rápido, pero fue realmente malo, diríamos
que terrible, sin embargo creo que nos deja una gran experiencia de
vida. Para muchos es difícil resistir el encierro y aislamiento al
cual nos obliga la Pandemia; sin embargo, hemos tratado de
permanecer más cerca de todos ustedes utilizando todos los medios
de comunicación que hoy podemos disponer, los cuales nos han
permitido cumplir con la Misión Principal de la Asociación de
Jubilados del Banco Central de Venezuela, la cual no es otra que “el
estudio, defensa, desarrollo y protección de los intereses y el
mejoramiento económico, social, cultural y moral de sus afiliados y
defender los derechos consagrados en las leyes que nos amparan”.
No ha sido nada fácil, pero contamos con la actitud positiva, la
perseverancia, insistencia y resistencia de la mayoría de los
miembros de la Junta Directiva que actuando con desprendimiento,
profesionalismo y sin intereses personales trabajan en pro de un
colectivo formado por seres humanos de diferentes razas, religiones
y creencias.
Siempre
les he dicho que toda la Asociación, su Junta Directiva y miembros
son un cuerpo, donde yo solo soy la cabeza y les repito un cuerpo no
anda solo con cabeza, necesita brazos que ejecuten y piernas que
caminen.
Los
Jubilados, junto con el personal activo del Instituto constituimos
lo que solemos llamar “Familia Bancentralista”.
Hoy,
a pesar de que tratan de aislarnos seguimos formando parte de esa
gran familia con el mismo Amor y Lealtad, y son estas cualidades las
que nos permiten seguir trabajando con Honestidad, Solidaridad,
Respecto, Participación y Responsabilidad en favor de una
colectividad tan disímil, pero esmerándonos en hacer siempre lo
debido y lo correcto.
Hoy
la situación es otra, desafortunadamente este año ha sido trágica
porque se llevó a muchos familiares, amigos y compañeros
jubilados, enterramos a nuestros muertos sin velorios, los
despedimos en silencio y nos sentimos impotentes ante la realidad de
estar presos y no poder expresar a familiares y amigos nuestra pena
o dolor por sus pérdidas. Todo esto nos causa angustia, miedo,
rabia, dolor, incertidumbre ante un futuro que no sabemos cuál
será.
Durante
todo este año, nuestros sentimientos han ido de un extremo a otro,
hemos llorado por los muertos y aplaudido y gritado de alegría por
los que han sanado y observamos que de una gran tristeza y
preocupación ha surgido una gran solidaridad prestando ayuda a
quienes la necesitan. Pienso que todo esto, ha sido una gran lección
de vida que nos permite crecer y llenarnos de conocimientos que
antes ignorábamos especialmente sobre salud, epidemias,
tecnologías, virus y sus respectivas mutaciones, anticuerpos y
expresamos con gran propiedad términos médicos como si fuésemos
expertos en la materia.
Todos
los que somos sobrevivientes de esta situación tan negativa que nos
ha tocado vivir, tenemos derecho a expresar nuestros sentimientos a
añorar los abrazos, los besos y las caricias que se nos niegan por
temor al contagio.
Este
fin de año debemos pensar en algo distinto al pernil, la hallaca o
la ensalada. Si aún estamos vivos es porque alguien nos necesita y
solo nos queda una palabra por decir y es GRACIAS. Seamos
agradecidos por todo lo que nos llega, bueno o malo, seguimos con
vida y debemos agradecer por ello. El tiempo lleva una velocidad
impresionante ya estamos comenzando el año 2022 y es importante
revisar qué hemos hecho y qué cambios hemos sufrido, hacia donde
queremos seguir y hasta donde vamos a llegar y saber cuál es
nuestra próxima meta.
Protejamos
nuestra Asociación, que nos permite permanecer unidos y sentir que
a pesar de la distancia existe la Solidaridad, la Amistad, el
Respeto y la Hermandad que hacen posible la Armonía y Unión de una
Gran Asociación.
Les
doy las gracias a todos ustedes por haberme permitido ser la guía
de esta tarea que no ha sido nada fácil pero de la cual me siento
muy satisfecha. Gracias a mis compañeros de la Junta Directiva por
todo su esfuerzo y trabajo, sin ellos no se hubieran hecho realidad
muchos logros y doy Gracias a Dios por sus bendiciones que pido se
extiendan a todos los miembros de esta Asociación y a todos sus
familiares.
Gracias
a la Autoridades del Banco Central de Venezuela por haber sido
receptivos a muchas de nuestras solicitudes muy especialmente en el
área de Salud y les recordamos que los Jubilados somos parte de
esta Venezuela emergente, comprometidos en la transformación
necesaria, con suficientes reservas morales y espirituales y que no
cerramos los cauces de la esperanza en un futuro mejor.
FELIZ
AÑO 2022.
“Si
nos fatigamos y luchamos es porque tenemos la esperanza en Dios vivo
que es el Salvador de todos los Hombres” (1TIM 4, 10)
América
de Schwarts