Ninguno
de nosotros, trabajadores jubilados, ni siquiera los de mayor edad habíamos
experimentado una situación de aislamiento y encierro tan larga como la que
estamos viviendo. Muchos se angustian se desesperan y se dejan atrapar por el
miedo, pero ¿cómo evitarlo? si aún los de mayor fortaleza espiritual o material
solo pueden sobrevivir ante la crisis que estamos confrontando, la cual se
incrementa cada día más y nos hace caer en la desesperación que la gran mayoría
de los venezolanos experimentamos, ante la impotencia de seguir sobreviviendo
con los precarios ingresos que recibimos en Bolívares, moneda nacional
sobredevaluada, con los cuales debemos cancelar los gastos mínimos de
subsistencia expresados en divisa extranjera como son los Dólares Americanos,
cuya variación cambiaria crece diariamente en forma exponencial debido a la
hiperinflación existente y no controlada del país.
Todos
esperamos un milagro que no llega y sólo nos queda ver pasar el tiempo sin una
respuesta ante un futuro incierto y seguimos sobreviviendo en una crítica
situación que nos envuelve a todos y continuamos andando sin saber precisar
cuál es el rumbo a seguir. A todo esto, debemos sumarle la tristeza y
pena que nos embarga por la partida de tantos compañeros, amigos y familiares
que se han ido y que no hemos podido despedir en nuestra forma acostumbrada de
abrazarnos efusivamente expresando nuestra pena.
Desde
que comenzó la Pandemia en el año 2020, se fueron al cielo 29 compañeros
jubilados y 17 familiares calificados. En el 1er trimestre del 2021 han
fallecido 12 compañeros jubilados y 11 familiares calificados. Asimismo, se han
ido varios compañeros activos y jubilados no asociados cuyo número no podemos
precisar.
Toda
esta situación de tristeza, pena y miedo al contagio del virus y a la muerte,
hace que muchos alteren su estado de ánimo y pierdan su tranquilidad emocional
reaccionando en forma negativa con críticas y opiniones no muy acertadas, que
hacen circular por las redes y que en lugar de aportar soluciones, solo
perjudican las relaciones del personal jubilado con el Instituto, específicamente
con la Gerencia de Seguridad y Salud en el Trabajo, con quienes hemos venido
trabajando coordinadamente tratando de resolver favorablemente todos los casos
que se presentan.
Nuestra
Junta Directiva no ha dejado de trabajar manteniendo la mejor relación y
dirección de actividades, que en esta situación de Pandemia se vuelve una tarea
ardua y difícil, sobre todo en lo que a salud se refiere, pero como siempre se
dice: ”Dios aprieta pero no ahorca” y siempre nos ayuda en la búsqueda de las
mejores soluciones, contando con la valiosa colaboración de dos personas que
son unos verdaderos ángeles como son Rosa Lun Lee e Israel Girón, quienes en
las condiciones más difíciles siempre encuentran la forma de ayudar a los que
requieren los servicios médicos, funerarios y tramites de pensión de
sobrevivencia.
Tengamos
un poco de paciencia y de prudencia y tratemos de mantener la mejor
comunicación con las personas de la Asociación que ya les hemos indicado y que
son el enlace adecuado para que todo fluya positivamente como todos deseamos.
Ya
estamos en el 1ro de mayo, Día del Trabajador, nuestras palabras de
felicitaciones para todos los trabajadores jubilados miembros de nuestra
Asociación que con su trabajo activo dejaron sus huellas en nuestra
Institución.
El
día de ayer 30 de abril tuvimos la felicidad de presenciar la Beatificación del
Doctor José Gregorio Hernández Primer Beato Laico de Venezuela. Todos los
Venezolanos sin distinción de clase o estatus social nos reunimos en una sola
Oración llenos de Fe y Agradecimiento a Dios por un reconocimiento más que
merecido y tengo la seguridad de que todos a una sola voz pedimos lo
mismo: Que el virus termine, que no mueran más compañeros, amigos o
familiares, que el Sistema de Salud del Banco y del País cada día sea mejor y
que veamos pronto la vacuna más adecuada. Probablemente, algunos
pidieron otras cosas, pero acuérdense que el Santo es Medico y solo debemos
pedirle Salud. Dios sabe que más necesitamos y nos seguirá Bendiciendo.
América
de Schwarts